La FIFPRO reúne en un informe lo que carece en el fútbol femenino

Por María Viloria (@Maria_Viloria)

Anteriormente el sindicato mundial de futbolistas, FIFPRO, ya había presentado un informe de la situación actual del fútbol femenino en 2017, entrevistando a 3500 jugadoras a nivel internacional. En estos tres años han sucedido eventos transcendentales en diferentes continentes, como la profesionalización de ligas en Sudamérica, la conformación de sindicatos nacionales y el nivel alcanzado en las ligas europeas. Sin embargo, aún hay muchas diferencias con el fútbol masculino, aunque más que comparaciones, el informe plantea lo que necesita el fútbol femenino para seguir su propio camino.

En esta ocasión, la encuesta fue realizada a 186 jugadoras que participaron en el Mundial de Francia 2019, de las cuales un 73% cree que el estatus profesional es importante sobre todo para recibir un salario, un 59% lo estima así para obtener beneficios de la seguridad social y un 53% para lograr respeto. Las principales aristas que concluyó la FIFPRO es que: a) el fútbol femenino demuestra su valor, b) la industria está creciendo, c) la profesionalización está en marcha, y d) es necesario implementar estándares globales para las condiciones laborales de las futbolistas.

Sobre el valor y el crecimiento del fútbol femenino, en la Copa Mundial Femenina 2019, la FIFA informó de que 1.120 millones de televidentes vieron la cobertura del torneo por televisión en sus hogares, en plataformas digitales o fuera del hogar. Aunque, a nivel de clubes, ni las finales de los torneos más importantes alcanzan estos números. Por eso, se sugiere apostar por métodos de distribución facilitan a los seguidores el acceso con la combinación de plataformas basadas en publicidad, suscripción y pay-per-view que facilitan igualmente la generación de ingresos. En cuanto a los patrocinios, importantes marcas como VISA han apostado por un propio plan de mercado para el fútbol femenino, así como el informe sugiere que los equipos masculinos y femeninos de un mismo club deberían tener un patrocinio diferenciado.

El tema de la profesionalización es de los más delicados del informe, sobre todo la ausencia de ligas profesionales o calendarios acordes para las jugadoras. Por ejemplo, las jugadoras de la selección nacional de Colombia pasaron más de 700 días sin competir en un solo partido para su país luego de los Juegos Olímpicos de 2016. Otro tema de gravedad es el alojamiento, transporte y recursos de entrenamientos para las futbolistas. La Federación argentina organizó que la selección nacional masculina y la femenina jugaran en días consecutivos contra Uruguay, en Montevideo, en agosto de 2017. Mientras que el equipo masculino tuvo una estancia en un hotel de 5 estrellas en vísperas de su partido, dio instrucciones al equipo femenino para que saliera de Buenos Aires a las 04:00 de la mañana, en autobús, el mismo día del partido –su primer partido en 18 meses– y de regresar inmediatamente a la finalización del mismo.

A pesar de todo, la FIFPRO entiende que el punto de partida crucial es que se reconozca el estatus profesional de las jugadoras. En otras palabras, la tarea que realizan las jugadoras debe ser reconocida primeramente como un trabajo, lo cual ha sido un reto mayúsculo especialmente fuera de Europa y Estados Unidos. Sin el reconocimiento de tal condición jurídica, la protección de los derechos laborales de las futbolistas está en riesgo, pues son excluidas del alcance de la legislación nacional sobre empleo y, además, no existe terreno sobre el que profesionalizar el deporte, cuando aún hay un importante porcentaje de jugadoras (3.7% de las encuestadas) que no perciben sueldos.

En conclusión, FIFPRO demuestra en este informe que el fútbol femenino es un negocio rentable que ha generado ingresos interesantes, sobre todo en temas televisivos, aunque es fundamental proponer sistemas de transmisión propios, continuar con los trabajos sindicales para conseguir Convenios Colectivos de Trabajo, reglamentar globalmente los estándares laborales y además profesionalizar las competencias, especialmente mejorar los calendarios internacionales que tanto hace falta en CONMEBOL, por ejemplo, para construir el propio camino del fútbol femenino.

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