Por María Viloria (@Maria_Viloria)
La suspensión del deporte a nivel mundial ha causado grandes pérdidas para la industria, y sin duda alguna impactará a las diferentes ligas de fútbol femenino en territorio CONMEBOL. A día de hoy, se pueden considerar hasta seis ligas como semi-profesionales: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela, pero cada una con realidades distintas que suponen un reto de supervivencia. A continuación, se hará un repaso de la situación en cada liga semi-profesional del continente, así como de las amateurs en forma general:
Argentina: El país che se muestra como uno de los pioneros en la profesionalización, formalmente desde el 2019, estableciendo una cantidad mínima de 8 contratos por con un salario de al menos 15.000 pesos. A diferencia del resto de ligas en Sudamérica, Argentina cuenta con un convenio colectivo exclusivo para el fútbol femenino sumado a un sindicato (AFFAR). Por otro lado, la AFA vendió los derechos televisivos a TNT Sports. La temporada 2019/2020 se pausó luego de la disputa parcial de la decimoséptima fecha y no se han suspendido los contratos hasta los momentos.
Brasil: A pesar de ser un país histórico a nivel mundial en el ámbito del fútbol, la liga femenina brasileña tiene muchas falencias. La cantidad de contratos a jugadoras por cada club es muy baja, teniendo un promedio de 5 jugadoras; además, los salarios no son acordes a los gastos de la práctica (de uno hasta dos sueldos mínimos). Por otro lado, las jugadoras no cuentan con un sindicato propio. De 52 equipos, 20 se consideran profesionales por el mero hecho de ser filiales a un club de fútbol masculino. La actual liga disputó parcialmente cinco jornadas.
Chile: La liga femenina chilena ha dado pasos de formalización desde el 2018, además de que cuenta con más presencia de contratos laborales, teniendo como principal pionero a Santiago Morning, sin ser un requisito de la ANFP. No obstante, Chile cuenta con un propio sindicato (ANJUFF). La liga solamente había disputado una jornada de la temporada 2020, la cual se suspendió al menos hasta agosto, y por los momentos no se ha formalizado suspensión de los contratos laborales vigentes de las jugadoras.
Colombia: La liga “cafetera” se profesionalizó en el 2017. Sin embargo, para este año sólo el 11% de jugadoras (se exigen 5 contratos por club) cuentan con acuerdo laboral. A diferencia de otras ligas, la colombiana es muy breve, de hasta máximo 5 meses, por lo que la duración de los contratos es precaria. Existe sindicato propio: el ACOLFUTPRO. Sobre la liga actual, no había dado inicio por problemas de organización, creando incertidumbre en las contrataciones. Ante la pandemia mundial, lamentablemente algunos clubes no formalizaron los contratos u optaron a suspender los pagos, como el caso de Santa Fe.
Ecuador: Inició con el proyecto de la Superliga en 2019, buscando la profesionalización, exigiendo al menos 15 jugadoras contratadas por club, sin un salario mínimo establecido; por otro lado, DIRECTV transmitió los partidos de play-offs de la temporada anterior, y para la edición 2020 será el patrocinador del evento. Sin embargo, la actual temporada no pudo iniciar por la pandemia, por lo que ha provocado que varios clubes hayan planteado no participar en ningún torneo femenino este año, si lo hubiere, lo que tiene en vilo a las jugadoras correspondientes.
Venezuela: La liga venezolana se considera como semi-profesional desde el 2017, cuando se materializa la Superliga Femenina y la Liga Nacional. Para el año 2020 se confirmó la conformación de una Superliga Nacional Femenina, con la participación de hasta 44 equipos. La FVF exige que cada club le ofrezca un contrato de al menos un año a todas las jugadoras profesionales, con un salario mínimo establecido por la federación. La actual temporada no pudo comenzar por la suspensión provocada por la pandemia, y hace unos días la FVF comunicó la suspensión definitiva del fútbol formativo femenino por este año en curso.
Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay: Estas cuatro ligas son meramente amateurs. En Bolivia se estaba organizando una liga integrada por más de 40 equipos divididos por departamentos, sin contratos registrados; Paraguay tiene un liga de pocos equipos (13 para la 2020) y se celebra una sola vuelta, con presencia de equipos fusionados entre dos clubes; Perú estaba conformando una liga de hasta 16 equipos que cumplieran con los requisitos exigidos, en la cual algunos equipos ofrecen apoyos económicos pero sin contratos; y Uruguay tiene un liga de 10 equipos sin mayores exigencias, aunque este año el Club Nacional ha sido pionero por firmar tres contratos en su plantilla y proyectar una totalidad para 2021.
En conclusión, la pandemia mundial provocada por el COVID-19 supone un reto muy importante para las ligas femeninas en CONMEBOL, sobre todo por la realidad particular en cada federación. Por el lado de las ligas amateurs, en su mayoría no existía planificación de la nueva temporada antes del parón, por lo que su ejecución es incierta. Por otro lado, las ligas semi-profesionales están en diferentes etapas de temporada en cada país, teniendo como incógnita común lo que sucederá con los contratos celebrados. Al igual que el fútbol masculino, se considera que la mejor forma de afrontar la crisis es la negociación individual con las jugadoras sin llegar a desvincularlas, por lo que la apuesta confiada al fútbol femenino es la que la soportará durante estos meses.