El peso de una firma en el fútbol: los casos Malcom y Pinilla

 

Por María Viloria (@Maria_viloria

Ya es costumbre para los amantes del fútbol que los mercados veraniegos den mucho de qué hablar y este año no ha sido la excepción. El “caso Malcom” nace por la intervención del club catalán FC Barcelona en la negociación prácticamente hecha entre el Burdeos y la Roma. Ambos clubes ya habían acordado el traspaso del jugador brasileño. Incluso, lo publicaron en sus respectivas redes sociales. A estas alturas, sólo faltaba la revisión médica, la firma y la presentación oficial del futbolista. En medio de ese proceso, el FC Barcelona mostró interés por el jugador y presentó una oferta al club francés, la cual no fue rechazada y los clubes acordaron el traspaso de Malcom al equipo de La Liga española.

¿Dónde quedó el convenio previo entre el Burdeos y la Roma? En un simple “precontrato” donde hubo un acuerdo de voluntades para el traspaso de ambos clubes europeos, pero que el jugador nunca firmó y en cuyo caso sólo estaba “al tanto” el representante, recordando la publicación que generaron ambos clubes del acuerdo. Es decir, aunque el Burdeos y la Roma hubiesen pactado el traspaso de Malcom, la verdad es que el brasileño no firmó ese documento, por lo que se entiende que no hubo un consentimiento y por ende, no tiene una validez o al menos la Roma no tiene legitimidad para intentar denunciar a Malcom o al Barcelona, quien finalmente adquirió los servicios del jugador. Respecto a la Roma, ella debe observar las cláusulas del precontrato con el Burdeos, para saber si puede ser indemnizado en virtud del incumplimiento del primer club.

A veces los clubes para protegerse de alguna lesión del jugador, no firman el pre contrato con él ya que pudieran atarse completamente. Esto obedece a que entre un jugador y un club no se puede establecer como condición la salud del jugador de acuerdo al artículo 18 del Reglamento Sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA. Entonces los clubes prefieren correr el riesgo.

Ahora, el “caso Pinilla”, añade otra página a los contratos frustrados en el mundo del fútbol. Mauricio Pinilla, flamante atacante de la Universidad de Chile, estaba listo para tener una aventura con el Colón de Santa Fe. Realmente la historia es digna de una telenovela, por cuanto el chileno habría negociado directamente con el club argentino su traspaso, abandonando la convocatoria con la U de Chile. En un giro inesperado, Pinilla decide quedarse en Chile y pretendía continuar con su club, pero lo que no tenía en mente era el escenario posterior: Colón exigiría una indemnización por el show y los Azules (Chile) no lo reincorporarían al equipo.

En medio de todo, la Universidad de Chile comunicó que había transferido todos los derechos (federativos y económicos) de Pinilla al Colón de Santa Fe; además, que la única obligación que tenían pendiente con el jugador era firmar su finiquito. Es decir, ya existía el acuerdo firmado entre ambos clubes y el jugador. Ante esto, Mauricio Pinilla inició un proceso legal ante su ex equipo por “vulneración de los derechos fundamentales a la hora del despido” por cuando “no se cumplieron los términos y condiciones de acuerdo a las leyes”.

El tema central aquí será la discusión de si Pinilla acordó ser transferido a Colón de Santa Fe. Si firmó, aceptó la transferencia, así luego se haya arrepentido. Aunque habría que ver en virtud de qué se arrepintió,  ya que si Colón violó el contrato, Pinilla puede abandonarlos y regresar a la Universidad de Chile si ésta lo acepta.

¿Qué sucederá con Pinilla? Se ha fijado una audiencia para el próximo 12 de septiembre entre la Universidad de Chile y Mauricio Pinilla, donde reclama la indemnización de cerca de 1,5 millones de dólares. Entre tanto, deberá adquirir un Certificado de Transferencia Internacional provisorio, por cuanto no se ha firmado el finiquito entre la U de Chile y el jugador. Tampoco se ha resuelto el caso de la propiedad de sus derechos federativos. Por lo cual, una contratación por otro club hasta esa fecha resulta muy complicada y riesgosa.

Así, aunque ambos casos tengan similitudes por los acuerdos establecidos, observamos el detalle diferenciador: la firma del jugador, cuya presencia o ausencia puede conllevar a convertirse en un antecedente dentro del derecho deportivo nacional o internacional.

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